Comienza la liga

Como todos los años, a finales de agosto e inicios de septiembre, comienzan la liga de fútbol en España, más conocida como la “liga de las estrellas”, y las competiciones europeas. Es la época en la que empieza el curso escolar y, cada vez más, se entiende que se inicia, también, el curso laboral ya que, para muchas personas, no hay más vacaciones hasta el verano del próximo año.

Al igual que ocurre en los equipos de fútbol que se pasan el verano “seleccionando” a sus jugadores, entrenadores y técnicos, las empresas aprovechan el parón veraniego para engrasar sus departamentos de selección y reclutar todo el personal que necesitan para iniciar el “curso laboral” con las garantías profesionales necesarias.

Los resultados que vayan obteniendo los equipos en las diferentes competiciones en las que participan son el mejor indicador de la calidad de los jugadores, entrenadores y técnicos que han seleccionado y serán el termómetro que medirá lo acertado o erróneo en su selección.

Lo mismo pasa en la empresa. La importancia de acertar en los procesos de selección hará que los resultados sean los que esperamos o, incluso, los mejore. Pero una equivocación, una selección realizada sin los mínimos requisitos técnicos y profesionales, puede hacer que toda nuestra estrategia, los objetivos empresariales, resulten difíciles, inalcanzables y lejanos.

Aparte queda la cuestión puramente crematística. Cuando se invierte en un jugador de fútbol, en una nueva estrella del firmamento y la selección es equivocada, la amortización, la buscada rentabilidad y el retorno de dicha inversión resultan bastante difíciles, por no decir, imposibles.

Una mala selección de trabajadores acarrea consecuencias directas a la cuenta de resultados, trastoca y trastorna todos los planes que el departamento o área afectada tuviesen, aparte del coste económico que supone, el cuál, está calculado en cinco (5) veces el salario del trabajador mal seleccionado.

Lo mismo que, cada día más, los equipos de fútbol ponen sus direcciones técnicas en manos de expertos que tienen conocimientos y práctica profesional, las empresas deben poner sus procesos de selección en manos de técnicos –internos o externos- que saben, conocen y tienen experiencia en elegir al candidato más idóneo para cubrir sus vacantes.

Si lo hacen así, seguro que tendrán por delante muchos triunfos y saldrán victoriosos de todas sus “competiciones”, sino, muchas de ellas, al final de la temporada, se verán en la “segunda división”.