El trabajador 3.0

Se habla de Web 2.0, de recursos humanos 2.0 y de todo lo imaginable 2.0, como señal inequívoca de algo tecnológicamente moderno y acorde con lo que, hoy en día, Internet demanda. Pero uno de los problemas que tenemos en la actualidad es que, a la misma velocidad que se crea, lo inventado se convierte en obsoleto porque otra versión más moderna surge de la nada.

Yo voy a hablar del “trabajador 3.0”, que es el tipo de currante que en 2020 será el que predomine y que tiene unas características muy claras, específicas y concretas.

La evolución del trabajo ha ido en consonancia con la mejora y el avance en las condiciones de vida de los seres humanos. Del primer trabajo dedicado a la caza para subsistir y alimentarse, se pasó a la construcción de un techo donde poder cobijarse, al cuidado de la agricultura como medio de alimentación y del campo a la revolución industrial, referente previo a nuestra sociedad actual.

A principios del siglo veinte se pasa a un trabajo en cadena, aparecen las fábricas en serie y se consigue que la rapidez en la fabricación se una a la calidad necesaria en los productos fabricados. A mediados de siglo, comienzan a desarrollarse trabajos en el sector servicios que requieren otro tipo de actitud y aptitud.

El final del siglo coincide con la desarrollo tecnológico y la búsqueda de una innovación constante que nos ha traído hasta la primera década del siglo veintiuno en la que estamos dominados por las nuevas tecnologías y nuestra dependencia de ellas es la moderna esclavitud y sumisión a la que la raza humana se ve obligado a someterse si quiere progresar.

Pero la personalidad laboral actual, el conjunto de características o cualidades originales que destacan en las personas, el trabajador 3.0, es distinto al de cualquier otra época de las vividas ya que su aptitud y competencias también lo son.

Ayer, los puestos de trabajo eran estáticos y rígidos. Hoy son las personas las que los hacen a su imagen y semejanza. Ayer, se pagaba para trabajar. Hoy , se paga para pensar. Ayer, el puesto de trabajo era único, para siempre. Hoy, se busca la versatilidad, la capacidad de variar. Son muchos los cambios producidos y el trabajador del mañana, el que en 2020 va a ser el centro de toda actividad laboral, será autónomo, con un gran autocontrol en sus tareas, flexible y con la necesidad de auto motivarse y auto controlarse porque serán menores los controles externos. El teletrabajo se habrá impuesto y la capacidad de desarrollar tareas en soledad influye en la personalidad laboral.

El trabajador 3.0, el de 2020, tendrá multiculturalidad, capacidad de comunicación a través de las nuevas tecnologías y deberá aguantar la presión constante de una ultra competitividad provocada por el exceso de preparación y competencia entre profesionales.

Además, su orientación al cliente y a los resultados le llevarán a tener una gran capacidad de análisis y a la necesidad de delegar muchas de sus actividades para poder sacarlas adelante.

Pero todo esto, que parece fácil y gratificante, en realidad nos lleva a un tipo de trabajador que tendrá como características principales y como señas de identidad ser:

• TECNOLÓGICAMENTE PERFECTO: su capacidad de comprensión del futuro tecnológico está fuera de duda. Son la nueva generación ON LINE
• CREATIVAMENTE IMPERFECTO: casi todo les viene impuesto. Su capacidad creativa va disminuyendo en tanto en cuanto crecen los medios de los que disponen, con lo que la imaginación se desarrolla menos.
• CÓMODO: lo tiene todo más fácil, con lo que la necesidad de “buscarse la vida” es menor y con ello la cultura del esfuerzo se reduce.
• EGOÍSTA: la cultura de la calidad de vida, la llamada conciliación familiar y laboral, le lleva a dar lo justo a la empresa y a mirar, lo primero, por sus intereses.

El trabajador 3.0, el que estará en activo en 2020, tendrá estos rasgos característicos y nuestra adaptación al entorno estrictamente tecnológico nos llevará a asumir que, para entonces, algunos nos habremos quedado demasiado obsoletos y nuestras aptitudes bloqueadas.

Y como dice el refranero español, que es muy sabio (aunque antiguo):

“El que tecnológicamente no aprenda de pellejo, lo hará de burro viejo”.